miércoles, 28 de octubre de 2009

Caos

Una caótica maraña de enturbiados pensamientos ensucia el reflejo del azul cielo de mi mente. En alledes, la calma. Una profunda e inhóspita calma. Quizás demasiado. Mis ideas, cual violín desafinado. Unas, en contraposición con las otras, se golpean y ensordecen mi vista, y ciegan mi oído. Las segundas, las bloquean con golpes frustración. Incapaz de ordenarlas. ¿Condenado, quizás, a la eterna confusión? Quien sabe. Lo único claro es que no tengo nada claro. Paradójico, ¿verdad? ¿Ante tanta confusión, no sería mejor terminar tajantemente? Quizás la gélida mano de la putrefacción sea la salida más fácil. A lo mejor así dejaría de sentir este profundo dolor que enturbia mis sentidos, atenaza mi razón y revuelve, en un caos eterno, mi hasta ahora ordenada maraña de ideas. Sí. Es la vía más rápida y fácil. Sin embargo, ¿qué sería entonces de los sentimientos que una vez sentí? ¿Qué sería del amor que ahora está enterrado como el hacha de guerra en tiempos de paz? ¿Qué sería de aquellos a los que quise y quiero? Si he de ser pasto de gusanos sin remedio alguno, quizás sería mejor sentir, como ultimátum, una brizna de esperanza, de amor, de... ¿felicidad? ¿Por qué no? Si una vez lo sentí, ¿qué me impide volver a sentirlo? ¿Tan profunda es la herida que deja la filantropía? No, lo dudo. Mas ahora no es el momento. No me siento todavía con fuerzas para volver. Seguiré con el amor enterrado hasta que germine y florezca, reencarnado en un hermoso rosal.

Kratos

2 comentarios:

  1. Wow! Buenisimo texto a la par que breve, pero piensa que no se te debe olvidar cómo volver, y como dicen estos vallisoletanos "ahora hay que levantarse, ahora hay que volver":

    http://www.youtube.com/watch?v=tuRxnbTi70s

    ResponderEliminar